domingo, 30 de octubre de 2011

¿La emergencia de un nuevo machismo- leninismo?

A los compañeros que sí luchan por la emancipación de las mujeres, dentro y fuera de casa.

Los seguidores del materialismo histórico aceptan plenamente las particularidades naturales de cada sexo y demandan sólo que cada persona, sea hombre o mujer, tenga una oportunidad real para su más completa y libre autodeterminación” (Alejandra Kollontai, Los fundamentos sociales de la cuestión femenina, 1907)

En los últimos años, se advierte una nueva tendencia entre algunos/as compañeros/as de la izquierda anticapitalista. Esta tendencia podría denominarse el “nuevo machismo-leninismo” pues constituye una reacción regresiva frente los avances y mejoras en la posición de las mujeres en la sociedad. El machismo dentro de las organizaciones anticapitalistas no es en absoluto nuevo. Recuérdense, por ejemplo, las polémicas de Lenin con Clara Zetkin o con Alejandra Kollontai.[1] El nuevo machismo dentro de la izquierda radical es la reacción de algunos/as militantes revolucionarios/as ante los cambios que se están dando en las relaciones de género, en la estructura familiar y, particularmente, ante la institucionalización de cierto feminismo liberal. Se trata de una actitud ideológica que proviene directamente del estómago: de la pérdida efectiva de privilegios masculinos y de las nuevas exigencias que plantean sus compañeras de partido o de vida.

El machismo-leninismo se caracteriza por aceptar el feminismo en abstracto, acepta las secretarías de mujer ocupadas por mujeres y tolera a sus compañeras feministas como mal menor. Ahora bien, estos/as militantes no se comprometen demasiado en las actividades relacionadas con la cuestión del género. Eso debe ser cosa exlusiva de mujeres. Del mismo modo, y a pesar de su exquisita formación marxista, estos/as militantes no se molestarán jamás en leer ni una sola página de la literatura feminista marxista (Alexandra Kollontai, Heidi Hartmann, Maria Rossa dalla Costa, Sheila Rowbotham, Giulia Adinolfi, Batya Weinbaum, Angela Davis y un largo etc.). El nuevo machismo-leninismo se basa en fuentes de información variopintas: desde el Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado (Engels), La mujer y el socialismo (Bebel), hasta los artículos misóginos de prensa reaccionaria tipo LibertadDigital. El machismo-leninismo no es políticamente correcto, no se manifiesta mediante escritos públicos: la cuestión de la igualdad de género no les merece el esfuerzo; de ahí que sea un corpus de creencias sobre todo oral y práctico.

Frente al machismo-leninismo, hemos de reivindicar la confluencia positiva entre feminismo y marxismo, entre feminismo y anticapitalismo. Nuestra propia tradición histórica nos ofrece referencias positivas de lucha por emancipación de género y de clase. Sin ir más lejos, Marx y Engels –con sus limitaciones- fueron pioneros en la denuncia de la subordinación de las mujeres articulada por el capitalismo.

A continuación, repasaremos críticamente el argumentario del nuevo machismo-leninismo. Vaya por delante que no es nuestra intención calificar a todos los/as militantes revolucionarios/as de machistas. En absoluto: nuestra propia experiencia nos ha demostrado la posibilidad de confluir y compartir complicidades con la mayoría de compañeros/as. Por tanto, estamos convencidas, en contra de cierto sector del feminismo post-68, de que la presencia de feministas en organizaciones mixtas es tan factible como necesaria. Es precisamente la lacra del machismo la que dificulta esta unión. Pasemos ahora a la crítica de sus argumentos…

Argumento nº 1: “Las mujeres ya han conseguido la igualdad formal y real, el patriarcado ha tocado fin”.

De entre las razones del nuevo machismo de izquierdas, quizás la más débil sea la idea de que “las mujeres ya han conseguido la igualdad porque el modelo de mujer-esposa-ama de casa es cada vez más residual”. El nuevo machismo acepta discursivamente la emancipación de la mujer, su salida del espacio privado, aunque tiene problemas a la hora de asumir sus consecuencias. Son muchos los datos que ponen en cuestión el argumento de que las mujeres ya hayamos alcanzado la igualdad. Aquí van algunos:

· La brecha salarial entre hombres y mujeres supera el 21% en 2010 (variando según los parámetros de tipo de contrato, tipo de jornada, actividad productiva, etc.)[2].

· En los últimos 10 años, el desempleo femenino no ha descendido del 11%, frente al mínimo de 6,06% de los varones (Datos de la Encuesta de Población Activa).

· La tasa de actividad femenina era del 52,6% en 2010, del 67,7% entre los varones (datos que esconden obviamente el trabajo doméstico).

· El 8,2% de los hogares cuya cabeza de familia es una mujer sufren la pobreza, frente al 1,7% de los hogares encabezados por un varón (datos de 2001).

· El 95,6% de las personas inactivas que no buscan empleo por razones familiares son mujeres (2010, EPA).

· El 95,9% de las excedencias por cuidado de hijos/as corresponde a las madres (Tesorería General de la Seguridad Social, 2009).

· El 82,4% de las excedencias por cuidado de personas dependientes son de mujeres (Tesorería General de la Seguridad Social, 2007).

· El 88,4% de personas que sufren violencia doméstica son mujeres (datos de 2005, Instituto de la Mujer)

· En el año 2010, murieron 73 mujeres a manos de sus parejas o exparejas, frente a 7 hombres asesinados (Datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género).

Los datos son suficientemente contundentes y echan por tierra la afirmación de que las mujeres hayamos alcanzado la igualdad real con respecto a los varones; menos aún las mujeres de las clases populares. Por lo tanto, hoy es más necesario que nunca que el movimiento obrero se plantee la incorporación de las mujeres trabajadoras y sus luchas específicas.

Argumento nº 2: “El feminismo divide a la clase obrera. Es una ideología burguesa”.

En cuanto a este segundo argumento del machismo-leninismo, hay dos cuestiones importantes que precisar. Como todos/as sabemos, el origen del movimiento feminista es el sufragismo y la vindicación de los derechos civiles de las mujeres (Mary Wollstonecraft). El origen del feminismo, efectivamente, es burgués. Lo mismo podría argumentarse del socialismo temprano (Saint Simon, Fourieur, Proudhon… también de extracto social burgués o pequeño-burgués).

Sin embargo, la extracción social de los precursores de un movimiento no determina inexorablemente su carácter de clase en el futuro. Vale para el socialismo y vale para el feminismo. Así, al igual que existe un socialismo obrero en el XIX, también existe un feminismo popular en esta época, tradicionalmente silenciado. Un ejemplo claro es el de Flora Tristán (1803-1844) que reivindicó los derechos de las mujeres trabajadoras. Podemos hablar de un feminismo popular y socialista desde bien temprano, si bien nos queda mucho trabajo que realizar desde la historiografía para sacar a la luz la participación específica de las mujeres en la configuración del movimiento obrero. Al silenciar y desconocer el feminismo popular y obrero, le acabamos haciendo el juego al las corrientes liberales que tanto decimos denostar.

Partiendo de la identificación de feminismo con liberalismo y burguesía, el militante machista-leninista considera que las luchas de las mujeres (en tanto que género) dividen a la clase obrera. Los datos que expuse más arriba evidencian una realidad contundente: la clase obrera ya está dividida, es el capitalismo el que divide, el que potencia y reproduce la desigualdad entre géneros de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, el objetivo del movimiento obrero debería ser (a) superar sus propios prejuicios machistas, muy útiles a la división de la clase obrera y, por tanto, a la explotación capitalista y (b) ser capaces de articular nuestras luchas emancipatorias, en tanto que las mujeres conformamos la mitad de los trabajadores/as.

En suma, la tarea del movimiento obrero debería ser articular luchas y deshacer las divisiones y fracturas que el capitalismo abre entre nosotros/as. No son las mujeres trabajadoras, con sus reivindicaciones, las que crean las fracturas, sino que las afrontamos y articulamos en una dinámica de unidad. Por tanto, es un error –táctico y estratégico- plantear que el feminismo es esencialmente burgués y que las luchas específicas de las mujeres dividen a la clase trabajadora. Es el capitalismo el que divide y el que saca partido de esta fragmentación.

Argumento nº 3: “Las luchas específicas de las mujeres excluyen a los hombres”

Esta afirmación se deriva, de nuevo, de una visión reduccionista del feminismo. Hay sectores del feminismo (la corriente radical o de la diferencia) que reivindican en positivo los valores de la feminidad y plantean su lucha como una lucha contra lo masculino (independientemente de su clase, etnia, nación, etc.). Pero esa es sólo una de las fracciones del feminismo, no su totalidad. La corriente socialista en ningún caso plantea una estrategia contra los hombres. Así, nuestro objetivo es alcanzar la igualdad real entre sexos, acabar con las desigualdades y opresiones que se derivan de una sociedad patriarcal y de la estructura de géneros. Como dice Kollontai, conseguir la autodeterminación real de todos/as.

Por lo tanto, de entrada, los hombres no sólo no están excluidos, sino que son parte de nuestra estrategia de transformación. De hecho, también ellos serán beneficiarios del fin de la sociedad patriarcal. ¿O acaso el corsé del género no les oprime? ¿Acaso los hombres no tienen derecho a desarrollarse en esferas como la paternidad, la emotividad o los cuidados? Para las feministas socialistas, esta lucha es compartida; aunque la iniciativa recae en las mujeres, que son las que sufren la opresión de un modo más contundente dada la desigual distribución de cargas en la reproducción de la vida. Del mismo modo, en la lucha de los trabajadores/as inmigrantes están implicados todos los trabajadores/as, pero no se les puede negar a ellos/as la iniciativa porque son los/as que mejor conocen su situación. Así, los espacios limitados a mujeres tienen sentido por la necesidad de plantear estrategias desde la propia experiencia, pero, sin duda, necesitamos la complicidad del resto de los/as trabajadores/as.

Corresponde a los compañeros hombres reclamar su parte activa en esta lucha y esto sólo ocurrirá cuando alcancen un grado de conciencia y compromiso suficiente contra el patriarcado. Mientras esto ocurre, los machistas-leninistas se limitan a auto-excluirse y a “dejar las cosas de mujeres para las mujeres”. Los buenos marxistas se suman a nuestra causa porque entienden que la emancipación con respecto al sistema sexo-género beneficia a la clase social en su conjunto.

Argumento nº 4: “En nuestras organizaciones no se discrimina a las mujeres. Nosotros no reproducimos dinámicas patriarcales”.

Creer en la pureza y neutralidad de la propia organización es una muestra de idealismo. Nuestras organizaciones mixtas, como todas las instituciones de la sociedad, están atravesadas por la lucha de clases y también por patrones de relación patriarcales. Mujeres y hombres llegamos a nuestras organizaciones con un bagaje de socialización, basado en la interiorización de valores y relaciones de poder que actúan a un nivel muy inconsciente. No es común que nuestros compañeros nos traten como meros objetos sexuales o nos defenestren como subordinadas (aunque algunos sí que lo hacen). Sin embargo, las estructuras de nuestra organización pueden reproducir desigualdades de género preexistentes si no hacemos nada para evitarlo. En este caso, el no hacer importa y mucho.

Ser conscientes de esta realidad es tomar medidas para cambiarla. Por eso, la acción positiva, las políticas de cuotas, la potenciación de la participación de mujeres o los actos, campañas y formación en temáticas de lucha contra el patriarcado son fundamentales. Comparto con muchos compañeros/as la insatisfacción con el sistema de cuotas y de listas cremallera. Pero esto no puede conducir a que no hagamos nada, al laissez-faire. Los sistemas meritocráticos, supuestamente neutrales, ciegos ante la clase o el género, no hacen sino reproducir la desigualdad preexistente. ¿Desde cuándo somos partidarios del laissez-faire? ¿Confiamos en la mano invisible o en el mercado para diluir las desigualdades? Después de dos siglos de capitalismo, este hecho aún hecho aún no se ha producido.

No hacer nada respecto a un problema, no significa afrontarlo, sino dejarlo estar. Por eso, la lucha contra el patriarcado no puede quedar en el discurso y ha de empapar también nuestras prácticas. A falta de instrumentos más perfectos contra las divisiones de clase y género (incluso dentro de nuestras propias organizaciones) necesitamos hacer uso de las pocas herramientas de las que disponemos: acción positiva, cuotas, apertura de espacios sectoriales de lucha contra el patriarcado o la promoción de la participación de las mujeres. Los instrumentos de acción positiva interna cuentan con algunas ventajas:
Ayudan a dignificar el trabajo de las compañeras,
Crean referentes femeninos,
Desmienten tópicos como que “las cuotas elevan a los cargos a personas menos cualificadas”,
Mejoran y hacen más eficientes los procesos de elección y/o selección de cargos y responsabilidades,
Las propias mujeres aumentan su confianza y formación de cara al desempeño de funciones.

Debemos ir del discurso a las prácticas. Las organizaciones, en definitiva, deben hacerse cargo de una lacra histórica que tiene efectos de manera formal e inconsciente también en los espacios de lucha.

Argumento nº 5: “Los hombres estamos perseguidos, se ha anulado nuestra presunción de inocencia. Los hombres sufren la violencia de género tanto como las mujeres”.

A menudo, las conversaciones sobre las relaciones entre feminismo y marxismo conducen a temas de actualidad como la violencia de género, el divorcio, la tutela paterna o el aborto. El machista-leninista suele poner sobre la mesa una serie de argumentos y datos que parecen provenir de Intereconomía o de Libertad Digital. Estos datos demuestran –supuestamente- cómo la tendencia histórica se ha invertido por culpa del feminismo institucional: ahora los hombres son oprimidos por las mujeres. Ahora ellos son las víctimas del matriarcado. En esta línea, no es extraño escuchar cosas como “es que ahora los hombres estamos perseguidos”, “no se respeta nuestra presunción de inocencia”; o “los hombres sufrimos más violencia de género”.

La legislación impuesta recientemente por el gobierno ZP (LO 1/2004 de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género) ha abierto el debate sobre la vulneración de la presunción de inocencia y las denuncias falsas en casos de violencia machista. No hay más que buscar en Google para encontrar centenares de entradas sobre el asunto de las denuncias falsas que, supuestamente, interponemos las mujeres. Y es posible que haya casos individuales; sin embargo, los datos demuestran que el número de denuncias falsas por violencia de género no es superior a lo que se da en otros delitos. Así, en 2010, se calcula que sólo un 0,01% de las denuncias por violencia de género fueron falsas (datos del Ministerio Fiscal, 2010). Por tanto, no merece la pena darle más bombo al debate. El número de denuncias falsas es ínfimo.

Además, se suele argumentar que los procesos por violencia de género conllevan una inversión de la carga de la prueba hacia el maltratador[3] y que vulneran la presunción de inocencia. Estas acusaciones no son justas a la vista de la propia Ley Integral de Violencia de Género[4]. Si leemos la ley –cosa que no se suele hacer-, se observa que los medios de prueba en el procedimiento judicial son los mismos que en cualquier otro proceso vía penal. Las únicas especifidades son las medidas judiciales de protección y de seguridad de la víctima (alejamiento, suspensión de la tutela paterna, etc.) y el endurecimiento de las penas por agresión. Concretamente: se activa un procedimiento judicial rápido y el juez de guardia adopta medidas cautelares por el riesgo que asume la víctima de malos tratos. Estas medidas cautelares, previas al juicio, se justifican ante la posibilidad de un repunte en la situación de violencia. Basta con recordar el caso de Ana Orantes[5] que fue quemada viva por su marido después de denunciar ante los jueces y en los medios de comunicación. De ahí la necesidad de adoptar medidas cautelares eficaces. Se pueden producir excesos, como en cualquier proceso penal, pero no se puede concluir que haya una vulneración de la presunción de inocencia o que exista ningún tipo de persecución.

Otro tema interesante sería evaluar en qué medida una ley como ésta contribuye a acabar con la violencia de género. La ley ataja una situación desesperada y crítica: el feminicidio y la vejación machista en las relaciones de pareja. Sin embargo, desde el feminismo socialista entendemos que es insuficiente, que hay que ir a las causas. Mientras las mujeres se encuentren en una situación de vulnerabilidad, desigualdad y dependencia, la violencia que padecemos será un hecho cotidiano. Es lo que Zizek llama la violencia subjetiva y la violencia objetiva. La primera es aquella que supera el nivel de normalidad, el nivel 0 de violencia: por ejemplo, el asesinato de una mujer de un modo sádico a manos de su expareja. La violencia objetiva es la que perpetra el sistema cotidianamente: es la sobreexplotación, la doble jornada, la reducción a mero objeto sexual, la dominación psicológica, etc. Mientras no atajemos esta violencia objetiva o estructural que padecen las mujeres en el día a día, los malos tratos seguirán siendo sólo la punta del iceberg; los malos tratos son la consecuencia de una dominación previa prolongada y acumulativa.

En este ámbito, es urgente que desde el feminismo socialista realicemos una dura crítica al feminismo institucional. El número anual de asesinadas a manos de sus maridos no es más que el síntoma de una opresión mucho más silenciosa y profunda; un sistema de dominación íntimamente ligado al modo de producción y reproducción. Sin embargo, la insuficiencia del feminismo institucional (más aún en el contexto de la globalización capitalista que minimiza la capacidad de intervención estatal, por ejemplo, en medidas conciliatorias o laborales) no conlleva que las reformas positivas deban ser rechazadas. La Ley de Violencia de Género es insuficiente pero no mala per se. Del mismo modo, en el terreno laboral abogamos por las 35 horas aunque nos parezcan insuficientes para acabar con la explotación. Los marxistas debemos aplicar esa misma dialéctica de la reforma y la revolución, del programa de mínimos y máximos, a la hora de enfrentar la cuestión de la lucha contra el patriarcado.

A modo de conclusión: por una aproximación marxista al sistema sexo-género.

Desde luego, las relaciones entre marxismo y feminismo, tanto en la teoría como en la práctica, han sido relaciones a menudo conflictivas; ya decía Heidi Hartmann que se trataba de un matrimonio infeliz. El marxismo es una metodología para entender y transformar la sociedad capitalista. Por tanto, abordar la cuestión del patriarcado y de las relaciones de sexo-género es una necesidad inexcusable para cualquier política emancipatoria.

Cuando emergió el capitalismo industrial, éste se encontró con un sistema de sexo-género que subordinaba a las mujeres como mera propiedad del padre de familia. Esta estructura de relaciones preexistente entró en fricción con el capitalismo, fue modelada por él y completamente subsumida, en la actualidad, por la lógica del capital. Éste se ha valido de la dominación de género para sobreexplotar, dividir, reproducirse y fomentar el control ideológico. El patriarcado, o el sistema de dominación del sexo/género masculino sobre el femenino, es una estructura de relaciones materiales, económicas e ideológicas; relaciones que siguen vigentes -por más que sometidas a crítica- en los países imperialistas. A los datos nos remitimos.

Lo que llamábamos el nuevo machismo-leninismo es una actitud reaccionaria e idealista que niega esta realidad. Con la excusa de que el feminismo es una ideología burguesa, ignora el sistema de dominación de género que ha articulado –y sigue articulando- el capitalismo. Ignora los procesos más fundamentales de producción y reproducción de la vida y su encaje en la lógica del capital. Ignora y obstaculiza la emancipación de las mujeres trabajadoras. Sólo si nos tomamos en serio la articulación de clase y género, podremos dar una salida sensata y emancipadora a la otra mitad de los/as trabajadores/as. No permitamos que, también esta vez, el capitalismo nos divida.

[1] En 1920, Clara Zetkin se entrevistó con Lenin. Zetkin le informó sobre las actividades de organización de las prostitutas y de formación en educación sexual y matrimonial con las obreras alemanas. Ni corto ni perezoso, en dicha entrevista, Lenin calificó de “desviación morbosa” el trabajo con prostitutas y menospreció el trabajo de educación sexual y familiar con las obreras. Estas actividades, en su opinión, eran ociosas y una pérdida de tiempo. Ver en: WEINBAUM, B.: El curioso noviazgo entre feminismo y socialismo, S. XXI, Madrid, 1984.

[2] Encuesta de Estructura Salarial, junio de 2010, Instituto Nacional de Estadística.

[3] Y decimos “maltratador”, en masculino, porque la inmensa mayoría de agresores en el ámbito intrafamiliar o con la pareja o expareja son hombres. Aunque las estimaciones aún son muy controvertidas (véase, por ejemplo: Raquel Osborne, “De la violencia de género a las cifras de la violencia: una cuestión política”) es evidente que las mujeres padecen mayoritariamente el maltrato de la pareja o expareja: de ahí que 73 mujeres hayan sido asesinadas a manos de su pareja o expareja (2010), frente a 7 hombres (6 a manos de su pareja o expareja mujer, 1 a manos de su pareja-hombre).

sábado, 29 de octubre de 2011

Que tu cuerpo no sea lo que te define

Las adolescentes más expuestas a la imagen televisiva están más a disgusto con su cuerpo

El estereotipo de mujer delgada como imagen mediática predominante potencia la insatisfacción de las adolescentes con su propio cuerpo.

Esta idea –que se aborda desde el plano teórico desde hace tiempo–, se constata ahora en las conclusiones de un estudio realizado en Galicia por la doctora en Psicopedagogía María Calado y dirigido como tesis por la profesora de la Universidad de Vigo y vicerrectora, María Lameiras. Fue elaborado con jóvenes de entre 14 y 16 años para la investigación, que acaba de ser publicada en la revista Womens Health Issues y se entrevistó a 1.165 estudiantes de colegios públicos y privados de Secundaria en España.

Los adolescentes que leen revistas o ven contenidos en televisión relacionados con la imagen –dieta, belleza, salud o vídeos musicales– muestran una mayor insatisfacción con su cuerpo, tal y como refleja el estudio. En ese sentido, las chicas son las más sensibles a experimentar un deterioro en la percepción de su propio cuerpo. No obstante, la disconformidad con el propio cuerpo se asocia más al tipo de contenido que vean, que a la frecuencia de la exposición.
Las expertas alertan de que, aunque no se registre un problema en forma de trastorno alimentario, este fenómeno sí puede tener consecuencias, relacionadas con la autoestima, por ejemplo.

"El daño que supone para las mujeres en general es que, al no conseguir adecuar su cuerpo a la estética antinatural impuesta, viven en un descontento normativo; es decir, lo normal es que las mujeres estén descontentas con su cuerpo en general o con alguna de sus partes, hasta un 80%".

"El artículo evalúa la insatisfacción corporal previa al trastorno alimenticio, aunque en este influyen otros factores", explica María Calado, que actualmente es investigadora en el hospital Meixoeiro de Vigo (pertenece al departamento de Psiquiatría de la Fundación Biomédica del Chuvi) . "Hay variables psicológicas que moderan esta relación, como la interiorización del ideal corporal de delgadez, las alteraciones alimentarias o la autoestima". Ahí encajarían las burlas o situaciones estresantes que el joven pueda sufrir a esa edad y que condicionan su frustración física, explica. Y, en opinión de esta experta, "la insatisfacción corporal se está convirtiendo en la norma".

El trabajo evalúa la posible relación entre la exposición a revistas y televisión, las variables psicológicas mencionadas y el índice de masa corporal (IMC) con la insatisfacción corporal en función del género. Como conclusión, la insatisfacción se asocia con la exposición a determinados contenidos vinculados a la imagen. La profesora María Lameiras explica: "Obviamente, estos resultados no significan que la exposición sea la causa en exclusiva de un mayor insatisfacción, pero es cierto que comprobamos que la potencia [esta insatisfacción] cuando se dan determinadas variables psicológicas".

http://noticiascuriosas.info/categorias/sociedad/las-adolescentes-mas-expuestas-a-la-imagen-televisiva-estan-mas-a-disgusto-con-su-cuerpo.html

lunes, 24 de octubre de 2011

Viaje al epicentro del feminismo gitano

El colectivo, que celebra un congreso mundial en Granada, pide visibilidad y atención política

Beatriz Carrillo, presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Gitanas - LAURA LEÓN
Las gitanas estamos luchando ahora por lo mismo que luchaban las mujeres en general hace 30 o 40 años. Queremos reivindicar nuestros espacios, queremos hablar, que ellos sepan que queremos debatir sobre derechos humanos, igualdad, participación política, sexualidad... Llevamos calladas mucho tiempo", explica Alexandrina da Fonseca, coordinadora del I Congreso Mundial de Mujeres Gitanas, que se celebra desde hoy hasta el miércoles en Granada.

Con "ellos", Da Fonseca se refiere a los hombres gitanos, pero también a las administraciones públicas. "También tienen que oírnos, porque hay mujeres que llevamos muchísimos años trabajando en el asociacionismo y, desde la política, nunca se ha contado con nosotras para nada. Y si no nos dejan por un lado ni tampoco por el otro, el resultado es que no podemos hacer nada", reflexiona Da Fonseca.

Estas mujeres luchan por lo mismo que el resto hace 30 años

Ella y muchas de sus compañeras proceden de la asociación Romí, ubicada en Granada, la primera organización de mujeres gitanas creada en España hace tres décadas. Ahora, con compañeras de todo el mundo debatirán sin complejos, en el epicentro del feminismo gitano, sobre los principales problemas de un colectivo más que olvidado por la ciudadanía y sus retos en la sociedad del siglo XXI. "Tenemos que empezar a hablar en serio de las gitanas", resume Diego Fernández, director del Instituto de Cultura Gitana, organizador del encuentro junto al Consejo de Europa.

Una figura invisible
La visibilidad se convierte, por tanto, en el principal objetivo de este colectivo. "Si la historia del pueblo gitano ha sido muda, la mujer gitana ha sido una figura invisible que no ha tenido nunca el derecho a expresarse", lamenta Beatriz Carrillo, presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Gitanas Fakali. Con varias carreras universitarias, Carrillo está "harta de las estigmatizaciones", de que siempre se identifique al pueblo gitano con la marginalidad.

Una activista: «Llevamos calladas tiempo y queremos hablar de todo»

Ella lleva años luchando por mostrar la otra realidad. Denuncia a los gobiernos "cómplices" de los ataques racistas y considera que para cambiar las cosas y, en concreto, la situación de la mujer, hay que participar en las decisiones. Y ahí es cuando surge el problema: "Evidentemente, la realidad es que dentro de la política pintamos bien poco, pintamos nada. Por eso, el siglo XXI es nuestro momento, tenemos que reivindicar poder estar en los centros de poder, tenemos que estar", zanja.

Carrillo confía en que el encuentro no sea un "cartucho quemado", espera que suponga un revulsivo para las "mentes más ancladas" y que los partidos políticos presten más atención a los problemas de las gitanas.

"El grado de compromiso de los políticos con la población gitana y las mujeres gitanas en concreto depende de las zonas; lo que para algunos políticos puede ser una prioridad, para otros es secundario", opina Gertru Vargas, una de las escasas gitanas que se ha presentado a unas elecciones. Licenciada en Filología, fue candidata en las pasadas municipales por el PSOE al Ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Ganaron en votos, pero no lograron gobernar.

Vargas, miembro de la asociación Unión Romaní, apuesta también por dar visibilidad al colectivo, pero considera que las mujeres gitanas que participan en la vida social y política lo hacen más activamente que el resto de mujeres, precisamente por las barreras que tienen que superar.

Según el colectivo, las grandes barreras son la falta de formación y, en consecuencia, la falta de un empleo cualificado. Incidiendo en esas carencias, la Fundación Secretariado Gitano desarrolla desde hace más de una década el programa Acceder, con el que se han logrado más de 36.000 contratos.

Sus responsables consideran que en este tiempo se ha producido un avance brutal: "Cada vez es más normal que ellas participen de la economía familiar aportando un salario", asegura Arantza Fernández, directora del Departamento de Empleo, que explica que al principio la mayoría de los participantes eran hombres. En 2010, sin embargo, de las 12.300 personas atendidas en el programa, el 52% fueron mujeres. De las 2.437 personas que participaron en cursos de formación, el 54,3% fueron mujeres. Y de las 3.716 personas que consiguieron un contrato de trabajo, el 55,2% fueron también mujeres.

Empleo y perfiles
El perfil mayoritario es el de una mujer joven, sin formación, sin experiencia laboral demostrable y con hijos o cualquier otra carga familiar. "Las mujeres gitanas tienen mayores cargas de responsabilidad familiar que las demás mujeres", explica Fernández. Por ello, añade, es fundamental trabajar también con las familias, con su entorno, y realizar un ajuste entre lo que ellas quieren y lo que realmente pueden llevar a cabo para evitar frustraciones. "Por ejemplo, algunas mujeres quieren ser peluqueras, pero al ser confrontadas con el horario, con el trabajo en sí, se dan cuenta de que no pueden", afirma Fernández.

La Fundación Secretariado Gitano también desarrolla un programa específico, el CAM Romí, para la incorporación laboral de las mujeres gitanas. El pasado año, participaron 267 mujeres y se consiguieron 53 puestos de trabajo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Movilizaciones contra la violencia machista; Foro de Hombres por la Igualdad



¿Te acuerdas de la Manifestación de Hombres contra la Violencia Machista que celebramos en Sevilla hace 5 años inspirada por esta entrevista de Saramago?


Desde el Foro de Hombres por la Igualdad creemos que debemos volver a manifestarnos porque como te decimos en este vídeo ”el número de mujeres que sufren violencia sigue siendo insoportable”.


Por eso hemos organizado un serie de actos para esta semana que te recordamos:.

¿Y si no estás en Sevilla? También puedes participar en esta Iniciativa de #hombresporlaigualdad contra la #violenciamachista:

Manifestación de #hombresporlaigualdad contra la #violenciamachista. Sevilla #21oct. 19 horas.

¿Cuándo? 21 de octubre

¿A qué hora? A las 19:00 (7 p.m.)

¿En qué sitio? Puerta de Jerez, Sevilla

Programa de Actividades para Octubre 2011


martes, 18 de octubre de 2011

VIERNES 21 DE OCTUBRE, 20.00 PROYECCIÓN en apoyo a la CAMPAÑA DE DESPATOLOGIZACIÓN TRANS de "FAKE ORGASM" (Orgasmo fingido)‏



El próximo VIERNES, 21 DE OCTUBRE, a las 20.00 horas se proyectará en el CSA La Libre (Rampla de Sotileza nº1) la película-documental Fake Orgasm (Orgasmo Fingido), en apoyo a la campaña de Despatologización Trans. El próximo 22 de Octubre, Día Internacional de Acción contra la Patologización Trans, en más de 50 ciudades del mundo se celebran acciones públicas para reivindicar la despatologización de las identidades trans (transgénero, travestis y transexuales) en el marco de la campaña internacional Stop Trans Patologización-2012 (Más info en : http://www.stp2012.info/old/)

La película es “una divertida reflexión sobre las mentiras en nuestra vida sexual”, que se convierte “en un punzante discurso sobre la teoría de género y la permanente construcción de nuestra identidad. Fake Orgasm golpea la mente y obliga un cambio de perspectiva para replantearse algunos conceptos con los que nos han educado y hemos crecido. Habrá que buscar nuevos cajones donde reordenar cosas cómo nuestra virilidad, nuestra libido o nuestra barbie superstar." Tras la proyección contaremos para el posterior debate con el apoyo de personas involucradas en estas luchas que tratarán de acercarnos sus perspectivas.

Los objetivos detallados de la campaña se pueden ver en le siguiente enlace: http://www.stp2012.info/Comunicado_STP2012_julio2011.pdf de los que hacemos un extracto:
"A nivel internacional exigimos:

1. La retirada del Trastorno de Identidad de género (TIG) de los manuales internacionales de diagnóstico (sus próximas versiones DSM-V y CIE-11).


2. La abolición de los tratamientos de normalización binaria a personas intersex.


3. El libre acceso a los tratamientos hormonales y a las cirugías (sin tutela psiquiátrica).


4. La cobertura sanitaria pública del proceso de reasignación de género.


5. La lucha contra la transfobia: el trabajo para la formación educativa y la inserción social y laboral de las persones trans.


A nivel estatal demandamos:


1. La supresión de los requisitos de diagnóstico y tratamiento médico para la rectificación registral del nombre y sexo en la Ley 3/2007.


2. La abolición de la prohibición de nombres “que induzcan a error en cuanto al sexo” en el artículo 54 de la Ley de Registro Civil.


3. La supresión de la mención de los sexos en los documentos oficiales de carácter público.


4. La inclusión del proceso de reasignación de género en las prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud.


5. El cambio de la práctica clínica del proceso de reasignación de género: la sustitución del modelo de autorización por un modelo de autonomía que reconozca el derecho de la persona trans a decidir sobre su proceso de modificación corporal.


6. La participación del movimiento trans en el proceso de modificación de la Ley 3/2007 y en la elaboración de las políticas sanitarias trans-relevante."


Te esperamos!!
La Libre